Πέμπτη 21 Απριλίου 2011

Las ciencias "psi" y la liberación social. Un borrador.

Una cuestión importante sería qué herramientas de la psicología y psiquiatría actual se pueden usar sin reproducir el discurso dominante.La crítica hacia las ciencias “psi” no implica el rechazo total de los conocimientos y  recursos de estas disciplinas. La historia de la psicología y psiquiatría es una historia de estigmas, discriminaciones, encerramientos pero, por otra parte, es también la historía del análisis de las relaciones interprersonales, de la psicología del pensamiento, de la visión sistémica. En otras palabras, las disciplinas “psi” tienen una doble cara. Donde estas los elementos liberadores?

Por parte del psicoanálisis tales elementos son: la idea de que el ser desarrolla con la Ley una relación  tensa y problemática. El instinto mueve el ser humano pero él ser humano tiene que renunciar al instinto, con lo cual la vida se vive siempre en una base de insatisfacción. Además, el psicoanálisis habla de la pasión por el amor de Otro, por la importancia de querer y quererse.

La psicología cognitiva nos habló del papel activo de la mente en la representación interna de la realidad. Argumentó,-aunque nunca de manera clara- a favor de la idea de que la idea del mundo que tenemos está marcado decisivamente por nuestra subjetividad. Podemos compartir el mundo porque llegamos a acuerdas sobre los significados, pero estos significados no provienen del mundo percibido, provienen de nuestra mente. La psicología cognitiva conlleva el cuestionamiento generalizado de nuestras concepciones de la realidad.

La corriente conductista, nos mostró hasta que punto el ser humano se puede condicionar por el hábito. La persona se orienta mediante continuas pruebas que le muestran el camíno más facil para llegar a sus metas. Si tiende a repetir las mismas conductas es porque se ha condicionado en las diferentes jaulas de su vida cotidiana, con alternativas prefabricadas y  dentro de un incuestionable marco de cautividad. El conductismo nos invita a pensar sobre la posible sencillez de los procesos internos. Y nos indica cómo el contexto puede prescribir los problemas y las soluciones (o “soluciones”)de la vida.

La perspectiva sistemica nos enseño  pensar las cosas en terminos de una constante inter-dependencia. El ser humano se comporta siempre en función de un marco relacional. No hay proceso interno que no sea la otra cara de un proceso inter-personal. Los trastornos mentales su fundan en relaciones problemáticas, la psicopatología nunca es sólo de un individuo.

Por último la corriente biologisista subrayo el cuerpo humano como base imprescindible de culquier actividad cognitiva o relacional. Este cuerpo y su fragilidad están en los raíces de nuestros sufrimientos. Muchas veces, es imposible escaparse de sí mismo. La biología nos indica un posible límite de nuestras acciones. Es importante tener tal conciencia a la hora de actuar.

 Hay que tener claro que la crítica hacía las ciencias “psi” es crítica hacía las instituciones, las que transforman los saberes en un producto del mercado académico o “económico”. Hablamos de tratamientos y conocimientos que nutren el gremio de los especialistas y hacen que el bienestar sea asunto de consultas, pastillas o artículos científicos.

Necesitamos una socialización de las herramientas terapéuticas. Lo que se hace en las consultas se puede hacer -en gran parte- en los barrios, en los encuentros de los amigos y familiares, en las asambleas. El psicólogo es la figura alienada de lo que la comunidad podría hacer. Tenemos que activar los lazos comunitarios para poder aliviar nuestro malestar. El tratamiento de los trastornos mentales será tratamiento de nuestras relaciones o no será.

Τετάρτη 13 Απριλίου 2011

Otras narrativas del sufrimiento personal son posibles


El diagnóstico de una “enfermedad mental” es una de las posibles narrativas  de la experiencia del sufrimiento. Se basa en la idea de que en cada uno existe una esencia interior que puede ser normal o defectuosa y que es el punto de partida de nuestras conductas. Pero esta “esencia” interior es más resultado que causa de nuestras interacciones. La conciencia es el contacto social con uno mismo, decía Vigoksty. El “self” es el reflejo de nuestra trayectoria relacional, con lo cual las problemáticas personales, al fondo, son siempre problemáticas relacionales.
Se trata de una idea importante porque la cultura moderna ha cultivado la conciencia de que la persona es  responsable de sus éxitos y sus fracasos. El discurso dominante considera que la gente encuentra o debe encontrar su posición social según las capacidades que tiene. Tal vez el  “des-capacitado” puede encontrar una posición en esta jerarquía aceptando el espacio  que los otros le ofrecen. Pero incluso así,los valores sociales no le dejan ser otra cosa que un “descapacitado”, “enfermo mental”, “disminuido psíquico” etc.
¿Quiénes encuentran trabajo? Los mejores de los candidatos. ¿Quienes entran en la Universidad? Los mejores de los estudiantes. ¿ Quienes encuentran  novios y novias? Los mejores en la comunicación emocional o cosas por el estilo.  La idea es siempre la misma: los éxitos y los fracasos expresan lo que eres. Así que la gente se implica en una lucha sinfin de mejoría personal, de  encontrarse a sí mismo, de ser coherente. Una lucha condenada al fracaso ya que es imposible determinar una vida determinada por una multitud de influencias y relaciones.
La cultura individualista tiene tremendas consecuencias en momentos de crisis personales. Fuera de la perspectiva relacional, el sufrimiento se intensifica por la culpa que experimenta la persona sufriente por no habar conseguido ser lo que tendría que ser, una persona exitosa y eficaz. El supuesto apoyo por parte de la “comunidad”, hoy en día, es el apoyo que confirma la superioridad de los normales. Nadie comenta como fuentes de malestar el aislamiento cotidiano, la pobreza relacional, las casas-celdas, la  continua comparación con los demás. Nadie dice que la gente sufre porque este mundo no es vivible.

Τρίτη 5 Απριλίου 2011

Lo social y lo cotidiano


Omnia sunt Communia.
“Omnia sunt Communia” quiere decir : el sufrimiento individual es -de alguna manera- sufrimiento de todos. Incluso la soledad, es una experiencia compartida. Nuestra sociedad intenta ocultar el dolor, el miedo, la angustia y difundir sonrisas falsas. El malestar se considera un déficit individual e intra-psiquico. En este blog se subraya que es una parte imprescindible de la condición humana . Por eso,  interesa la creación de espacios y redes sociales de comprensión y solidaridad hacia los que sufren más. Interesa lo íntimo, lo que no se puede decir, lo irracional, lo reprimido.

En resumen, la lucha macro-politica está estrechamente ligada con objetivos micro-políticos y moleculares. El intento de crear nuevas estructuras sociales se conecta con el intento de crear nuevas posibilidades interpersonales. Lo cotidiano debe ser parte fundamental de cualquier proyecto social y histórico. El sueño de felicidad colectiva se encarna en nuestros gestos de amor, solidaridad y ternura.

Κυριακή 3 Απριλίου 2011

Más allá del lenguaje dominante

La idea que subyace detrás del discurso psicopatológico es que el hombre es una máquina, que se puede estropear y necesitar una intervención eficaz para volver a la normalidad. Una línea más o menos clara separa lo normal de lo patológico, desde esta perspectiva. No obstante, hay una alternativa teórica: en la trayectoria de sus vidas, la personas sufren crisis que pueden ser graves. Estas crisis son episodios que se pueden superar, no mediante una vuelta a la normalidad, ya que en la vida no hay regresos al pasado, sino mediante el paso en una fase más avanzada, de auto-conciencia. Según esta lógica, lo "patológico" es una fase en el desarrollo de lo "normal". La dualidad normal-patológico desaparece.
Estas diferencias en la concepción del sufrimiento humano tienen consecuencias importantes. Una cultura que ve en el sufrimiento una distorsión clasificante, puede establecer un contacto limitado con las personas que lo padecen. No estamos hablando sólo de las atribuciones que se hacen por parte del entorno cuando alguien manifiesta un problema. Nos referimos también a la conciencia que se desarrolla en el mismo sujeto mientras tiene una experiencia especial. Es decir, no es sólo que el entorno margine el paciente, es que el mismo paciente, por pertenecer en la sociedad en la que vive, puede desarrollar sólo una visión limitada de su experiencia. Se juzga -o consigue superar las auto-acusaciones diciendo que tiene una "enfermedad". Esta percepción, modifica la experiencia, la patologiza, la transforma en el cuadro clínico final que se manifiesta. Dicho en otras palabras, estamos convencidos de que las definiciones dominantes no son puramente descriptivas sino que son constitutivas de los trastornos mentales. La compleja interacción entre la persona que sufre una crisis y la cultura psicopatológica funciona como profecía auto-cumplida. El trastorno mental, se consolida mediante los circuitos de los tests, diagnósticos, comentarios por parte de los familiares que rumian el lenguaje de los especialistas. De esta manera, se consolida tanto, que nadie puede negar su existencia como verdad natural de sujeto.
Ervin Gofmann  nos ofreció la posibilidad de comprender los trastornos mentales y sus cuadros clínicos no como un fenómeno intrapersonal sino como un juego (siempre doloroso) de roles y rituales en la interacción entre profesionales y pacientes, entre el paciente y el entorno que supuestamente le trata. Según Gofmann, lo que manifiestan los pacientes en un hospital psiquiátrico no es resultado de su problemática sino de la estructura institucional, que canaliza esta problemática en manifestaciones concretas. El hospital provoca ciertas conductas y luego toma estas conductas como confirmación de que el sujeto está enfermo: "un estimulo que origina una defensión defensiva por parte del interno, toma esta misma defensiva como objetivo de su próximo ataque" (Gofmann, 1961). Para Gofmann no es la enfermedad mental la que provoca el ingreso, sino un conjunto de circunstancias desfavorables, lo que llama "continencias de carrera": desde el estatus socioeconómico hasta la proximidad de un hospital psiquiátrico. Por tanto, el autor se atreve a decir que "casi todas las vidas pueden contener los suficientes hechos denigrantes para justificar una solicitud de reclusión".
El ser humano es un sistema abierto continuamente conectado con su entorno. Su naturaleza es social. Su vida es resultado de todas las relaciones que ha tenido. Si en un momento se presenta confuso y perdido es que algo en esta comunicación ha fallado. Incluso durante la crisis el hombre sigue intentando decir algo a sus prójimos. Según Bateson (1984) cada palabra, cada movimiento corporal, juega un papel en el intercambio ininterrumpible entre personas: Es imposible no comunicarse. En esta línea de pensamiento Watzlawick y sus colegas (1967) sostienen que la misma noción de anormalidad se vuelve cuestionable, porque el estado del paciente no es estático, sino que varía según la situación interpersonal y según la perspectiva subjetiva del observador.
Ahora bien, imaginemos las consecuencias de no atribuir el malestar a un proceso interpersonal, social o comunicativo. Imaginemos las consecuencias de no verlo como un episodio que nos permite tirar adelante identificando los fallos en nuestra interacción, sino enfrentarlo como un trastorno de una mente individual. Imaginemos qué pasa cuando no examinamos la relación entre las relaciones sociales y el malestar individual. El resultado es que individualizamos el malestar y ubicamos sus raíces en el interior de la persona -lo que hace la psicopatología- cosa que significa que lo hacemos más persistente.
Nos atrevemos a negar la adecuación de la expresión trastornos psicológicos. Si estamos interdeterminados la confusión del esquizofrénico o la depresión del deprimido es nuestra confusión, nuestra depresión. Varios autores han hablado de la mente extensa (Broncano, 2006), es decir, consideran la mente función interpersonal y no intrapersonal: estamos continuamente conectados con nuestro entorno por lo que ninguna actividad mental depende exclusivamente del propio pensador individual. Si esto es verdad para cada actividad mental, ¿por qué no será verdad para los llamados trastornos mentales?
Recordemos a Kurt Lewin. La situación psicológica de una persona depende de todas las fuerzas que se ejercen en esta persona en un momento dado (Lewin,1951). Por "todas las fuerzas" entendemos  todos los intercambios que la persona realiza con su entorno. La idea de Lewin está plenamente aceptada por las ciencias relacionadas con lo psicológico hoy en día, sin embargo, sus consecuencias han sido limitadas. Si todas nuestras interacciones están presentes, de alguna manera, en nuestra experiencias individuales, entonces hace falta intervenir no sólo en nosotros mismos sino también en todo el "campo de fuerza" con el que estamos en contacto. Los trastornos individuales son piezas en una estructura que las sostiene y alimenta. Hacer que surja esta realidad sería atender a lo que antes hemos llamado vidas múltiplemente contextualizadas y realizar una descripción densa de la experiencia.
¿Podemos salir del callejón teórico y epistemológico del discurso dominante? Sí, pero la respuesta no se encuentra en el ámbito de la clínica, en el sentido de la actividad de los especialistas. La clínica, por el tipo de relaciones que genera, forma parte del circuito que retroalimenta la patologización y consolidación del malestar. Por el contrario, creemos que lo importante es poner más atención a las relaciones mediante las cuales se trata no sólo la vivencia del paciente sino también la vivencia del acompañante -preferimos este término al de psicólogo-. El punto de partida tiene que ser que el discurso del paciente es un discurso totalmente legítimo y que él como persona no se encuentra en ninguna posición de inferioridad en relación con el "experto". Por eso, nosotros podemos presentarles nuestros punto de vista, nuestras alternativas pero ninguna verdad. Nos parece interesante la aproximación de algunos terapeutas sistémicos que nos dan una idea de una alternativa relacional que se asemeja a lo que antes hemos definido como descripción densa: "Al concebir la terapia como una colaboración entre dos personas con experiencias y perspectivas diferentes más que como una colaboración entre un experto y sujetos que demandan ayuda, este grupo dedujo lógicamente que el terapeuta debe aceptar instalarse en un "no-saber" a fin de abrirse a las posibilidades que el saber haría peligrar. Esta posición, que permite mantenerse en un proceso de aprendizaje, privilegia la búsqueda común del terapeuta y el cliente sin implicar sin embargo, el rechazo de todo saber anterior."(Elkaïm, 1996/7)
Sin embargo querríamos ir más allá. Estos diálogos colaborativos terapéuticos tienen algunos presupuestos: por ejemplo, no pueden surgir mientras domine la lógica de los DSM. No pueden surgir mientras no se denuncie la comparación social como ideología para uso cotidiano, ideología que genera discriminaciones y exclusiones. Dicho de otro modo, reubicar el malestar significa crear discursos y prácticas terapéuticas alternativas. Significa reconstruir las redes sociales en la base de la solidaridad, comprensión y empatía. No se trata de ayudar a aquellos que manifiestan la sintomatología. Se trata de un intento de aceptación no sólo del otro que está allí fuera, sino también del otro que esta en nuestro yo. Estamos hablando de la aceptación del desviado que está en nuestro interior, este desviado que intentamos excluir y extinguir para ajustarnos al rol del sujeto potente y autorrealizado. Dialogando con los trastornos mentales desde una posición de no-saber, dialogamos con nuestras posibilidades desconocidas. Y la sociedad dialoga con la posibilidad de ser más abierta y humana.
BIBLIOGRAFÍA:
Bateson, G., Birdwhistell, R., Goffman, E., Hall, E. T. (1984) La nueva comunicación. Barcelona: Kairos.
Broncano, F.,(2006)Sujeto y subjetividad en la mente extensa, Revista de Filosofía,31(2),pp109-133
Elkaïm, M.(1996/7). Ecología de las ideas. Constructivismo, Construccionismo Social y Narraciones. ¿En los limites de la sistemica? Disponible en: http://www.redsistemica.com.ar/articulo42-1.htm
Gofmann, E. (1961). Internados : ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Buenos Aires: Amorrortu.

Lewin, K.(1951). La Teoria del campo en la ciencia social. Buenos Aires: Paidos
McGee, M. (2005). Self-Help. Inc. Makeover Culture in American Life. New York: Oxford University Press.
Maslow, A. (1993). The farther reaches of human nature, Nueva York: Penguin Books.

Watzlawick, P., Bavelas, J.B., Jackson, D.D., (1967). Teoría de la comunicación humana : interacciones, patologías y paradojas. Barcelona : Herder.
White, M. (1994). Guías para una terapia familiar sistémica. Barcelona: Gedisa.
White, M.(2002). El enfoque narrativo en la experiencia de los terapeutas. Barcelona: Gedisa.
 




















Editorial.

"La vida no vive" escribía Antorno. Un ejercito de especialistas intentan  demostrar que la fuente del malestar es un asunto individual como si fuera posible separar el sujeto de sus relaciones, de su entorno social. Desafortunadamente, estos especialistas  son los que dictan a la gente cómo se debe describir el desierto cotidiano: "trastornos mentales" , "enfermedades psicológicas" y cosas por el estilo. 
Queremos encontrar otros caminos. Defendemos que no hay "salud mental" en un mundo que produce continuamente todo tipo de miseria: material, emocional, relacional. Defendemos que el discurso desorganizado de un esquizofrénico es más ético y legítimo que el discurso de un Ministro. Defendemos que no podemos hablar de tratamiento psicológico sin hablar de libertad social, sin criticar una estructura social que nos hunde en el aislamiento y el sinsentido. Queremos contectar el alivio del sufrimiento con la antigua Causa, la de cambiar el mundo. 
Intentamos abrir aquí un espacio de crítica social y de psicología crítica, con la esperanza de alimentar los vientos que poco a poco crecen contra una realidad que cada día se hace mas invivible...
La “Salud Mental” es uno de los frentes de esta Lucha.